jueves, 18 de julio de 2013

¿Cuándo Constelar?

Hay procesos en nuestro cuerpo que no sentimos, pero que, a pesar de todo, están ahí y son peligrosos. También en los sistemas familiares existen procesos graves, a pesar de la sensación engañosa de que todo esté bien y en orden.

En tu caso, ¿desde cuándo arrastras ese problema con tu padre, o madre, o herman@s? ¿Es con tu pareja o hij@s? ¿Es un asunto del trabajo, de herencias, de adicciones, de depresión, de enfermedad? Seguro que ya has intentado resolverlo desde ti con todo lo humanamente disponible: buena voluntad, paciencia, enfado, sacrificio… Si ya has empleado estos y otros recursos como el olvido o la ilusión de que el otro cambie y el problema no sólo persiste sino que va a peor, puede ser que estés enredad@ en un desorden familiar. Ahí es cuando necesitas una Constelación.

Hay veces en que no encuentras la solución porque el problema no viene de ti, aunque tú lo estés llevando. Por eso mirarte a ti como individuo no es suficiente. Al formar parte de una familia, de una comunidad, te guste o no, quedas vinculado y relacionado con todos los miembros de la misma, igual que están unidos los órganos en el cuerpo. ¿Qué pasa cuándo uno de ellos no cumple su función, o falta, o no va al compás? Todo el organismo, toda la familia se resiente.

La mayor parte de nuestras ataduras están en el pasado. Cuando te va mal en tus relaciones personales, ya sea con algún miembro de tu familia, o con tu pareja y su familia, en tu trabajo, cuando no te relacionas bien con el dinero, lo ganas y lo pierdes con la misma facilidad, etc., cabe preguntarse, ¿a quién o qué estaré imitando?, ¿estaré yo viviendo la vida de otros, creyendo las creencias de otros, corriendo ahora la misma suerte que él o ella corrió entonces?

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